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El remate en caza: cuchillos y técnicas

Publicado en Caza.
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La faena del remate con el cuchillo es sin duda alguna el momento culmen de la caza, donde la forma más ancestral de encuentro entre hombre y presa tiene lugar. Es la cumbre del lance, una acción que depara los mejores y más memorables momentos, pero que no está exenta de peligro. 

Los cuchillos 

Vamos a describir a continuación las características más deseables que debe tener un buen cuchillo de remate, comparando un par de modelos españoles y dos alternativas económicas neozelandesas. Concretamente son los modelos Muela “Montero” y Aitor “Matador” (descatalogado) frente a los Buffalo River modelo “Pig knife” y “Jabalí”. 

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La longitud

La característica más importante en este tipo de cuchillos es la longitud de la hoja, debe ser lo suficientemente larga para alcanzar las zonas vitales, un tamaño insuficiente sólo logrará herir al animal y prolongar su agonía. Por el contrario un exceso de tamaño lo hará difícil de manejar, pudiendo incluso ser peligroso para nosotros mismos o nuestros perros. Es en la vorágine del agarre, donde no es difícil que al atravesar nuestra presa, por un exceso de hoja, lastimando a uno de los canes. Desde mi punto de vista, el tamaño más aconsejable se sitúa entre un mínimo de 20 cm de hoja a aproximadamente unos 25 cm como máximo. Todos los cuchillos de la muestra cumplen este requisito.

El ancho y formas

Otro aspecto importante es el ancho de filo, en España tradicionalmente los cuchillos de remate se han caracterizado formas anchas, con algunos diseños peculiares y autóctonos, como por ejemplo el llamado lengua de vaca o la forma triangular que ha terminado teniendo una denominación específica y su correspondiente entrada en nuestro diccionario de la RAE, “higüela”. Hay otras siluetas como la punta de lanza o que reciben como denominación el nombre de su diseñador, por ejemplo Covarsí, haciendo referencia a mítico cazador Antonio Covarsí. Por cierto aprovecho para comentar, que los cuchillos que se solía emplear antiguamente eran más pequeños que los de ahora. Antonio Covarsi gustaba de practicar “la ronda”, modalidad de caza nocturna prácticamente desaparecida en nuestros días por motivos legislativos fundamentalmente . Únicamente pervive en Murcia, donde está reglamentada en la ley de caza de esa comunidad. En la misma se cobran los jabalís únicamente a cuchillo, aprovechando los días de luna, ayudado por una jauría de perros de rastreo y agarre. Este mítico montero, en la búsqueda de un cuchillo ideal para su actividad cinegética, encargaría a la Fábrica de Artillería de Toledo, alrededor de 1895, el diseño, que ha llegado hasta nuestros días. Aunque el tamaño original era netamente más pequeño. En otras latitudes se utilizan formas más estilizadas tipo bayoneta, caso de los cuchillos neozelandeses que mostramos en nuestro reportaje. Dicha forma también está disponible entre nuestros fabricantes. Su principal ventaja radica en la manejabilidad y facilidad de penetración, al tener menos peso poseen menos inercias, con lo que también ganaremos en precisión. En el lado contrario de la balanza, su menor anchura se traduce en un menor desgarro interno de los tejidos, nervios, vasos sanguíneos, etc. Por otra parte, como es el caso de los cuchillos españoles, es muy recomendable que la hoja esté bien afilada por ambos lados o al menos hay que huir de diseños con lomos serrados, que puedan frenar el avance rápido de la hoja. Hay presas como el jabalí que tienen una piel relativamente dura, por lo que una punta y hoja no afilados pueden dificultar la tarea.

Cuchillos Remate Comparativa

La empuñadura

Tiene que ser lo más cómoda posible, que se adapte a nuestra mano y que no resbale. Esto último es muy importante, en un día de calor con las manos sudorosas o ensangrentadas durante el lance, es relativamente fácil que si encontramos el hueso de una costilla al apuñalar del animal, terminemos cortándonos. Por ello una empuñadura de goma o de un material rugoso acompañado de una guarda más o menos prominente, es un seguro para la integridad de nuestra mano. En el “Pig knife” podemos observar una textura que literalmente se pega a nuestra mano y una proto guarda, que nos ofrece seguridad. En el caso del modelo jabalí posees una empuñadura de micarta con un picado muy efectivo. Además en los otros cuchillos podemos ver guardas más exageradas, que aparte de funcionalidad son parte del ornato, caso por ejemplo de la guarda de latón del modelo Muela Montero. Hay que tener cuidado con las empuñaduras de madera lisa barnizadas, ya que aunque estéticamente son muy bonitas, se vuelven resbaladizas con la sangre u otros fluidos.

El acero

Son varios los aceros empleados en este tipo de cuchillos, tan variados como puede ser los fabricantes que los realizan. La característica general y más apreciada es que tengan la dureza adecuada, no es tan importante la retención del filo, ya que es un cuchillo de uso puntual muy especializado, en el que no hay temor de perderlo durante una intensa jornada. En este aspecto decir que en España tenemos grandes fabricantes con magníficos aceros, con 20 armas.es ARMA BLANCA Redacción (Armas.es) Cuchillos y técnica Rematando a cuchillo Los cuchillos de remate que ofrece Buffalo River con sus correspondientes fundas En España tradicionalmente los cuchillos de remate se caracterizan por formas anchas, con diseños propios. En el blanco De arriba abajo: Muela Montero, Buffalo River Pig Knife, Aitor Matador y Buffalo River Jabalí más que sobrada calidad para este tipo de cuchillos. A modo de ejemplo citaremos los empleados en los cuchillos del artículo. En el caso del Muela y Buffalo River es un acero muy habitual en la cuchillería, el 440C. Para el Aitor el empleado es 420MoV, es decir 420 al Molibdeno Vanadio lo que le confiere unas características similares al 440C, estas son: buen mantenimiento, dureza y retención del filo.

Características estructurales

Aprovechamos para comentar algunas características estructurales de los cuchillos. Todos los mostrados son enterizos, a excepción del Buffalo River Pig Knife con empuñadura engomada, que es de espiga. A lo cual se ha optado buscando un mejor agarre. Personalmente me gustan más los primeros, aunque una espiga bien ejecutada y de las dimensiones adecuadas puede ser tan resistente como un modelo enterizo. No hay una solución preferida para los cuchillos de remate, ya que incluso dentro de una misma marca coexisten ambas. El grosor de los cuchillos para remate es otra de las características importantes que tendrá directa incidencia sobre su robustez y peso. Normalmente se mueven entre los 4 a 6 mm de grosor, que es buen equilibrio entre las dos cualidades. En los cuchillos Buffalo River se aprecian acanaladuras en la hoja, su misión es darle un refuerzo estructural y rebajar su peso. Pocas características como esta son objeto de equívoco en el mundo de las armas blancas. Se le han atribuido funciones de los más dispar: “para meter aire”, “para evitar la succión de la hoja”, “para acelerar el sangrado”, etc. En definitiva varias leyendas urbanas que se han popularizado con el paso del tiempo.

Cuchillos Remate Buffalo River

El ornamento

Finalmente un apunte que no habrá pasado inadvertido a nuestros lectores a tenor de los visto en las fotografías. Esta es la belleza de las hojas españolas y la variedad en los diseños, esto es motivado por tres razones: nuestra tradición cuchillera, nuestros artesanos y nuestras modalidades de caza. Desde tiempos de los celtíberos y el haber sido una potencia militar en el pasado, cuando las armas blancas mandaban en el campo de batalla, es un poso que ha perdurado en el tiempo, traduciéndose en tradición y artesanos. Si a esto le sumamos la práctica de modalidades de caza autóctonas, las cuales se prestan al remate a cuchillo, ha servido para evolucionar de forma natural una herramienta a través de infinitos lances. Por el contrario esas mismas armas, en paí- ses sin una tradición cuchillera como la española, derivan en modelos funcionales, pero sin el encanto y arte que denotan nuestros cuchillos. Algo que es fácil de apreciar en las fotografías con las que ilustramos el artículo.

La técnica

 

A continuación enumeraremos la secuencia de pasos a dar para que este lance sea lo más seguro posible, aunque siempre teniendo en cuenta que hay un porcentaje de incertidumbre en la acción. Este normalmente se debe a imprevisibilidad de los animales, por una parte la presa que puede sacar fuerzas de flaqueza y por otra de nuestros perros de agarre, que pueden mostrar fatiga u otra circunstancia, aflojando la inmovilización de la presa. Otro elemento a contemplar es la orografía, normalmente estos encuentros se realizan en un entorno complicado, porque los animales buscan guarecerse cuando se encuentran acosados. Esto último puede hacer que aunque sigamos las recomendaciones podamos sufrir un traspié, más aun cuando estamos rodeados de perros que en la intensidad del agarre puedan tropezar con nosotros. No recomiendo en ningún caso rematar a un animal que no esté agarrado por los perros. Por muy indefenso que pueda parecer, es en los estertores de la muerte, cuando es muy habitual que un animal lleno de adrenalina realice una última embestida o un movimiento brusco e inesperado que pueda herirnos. La secuencia de pasos es la siguiente:

1 – Avisamos que vamos a rematar. Puede parecer de Perogrullo, pero dependiendo de la modalidad de caza, nuestros compa- ñeros deben estar enterados que vamos a realizar el lance. Si vamos a abandonar nuestro puesto, corremos el peligro de ser confundidos con una presa, es por ello, que más que nunca en esta ocasión, debemos vestir ropa que nos diferencie del entorno con el objeto de evitar recibir un disparo.

2 – Cuchillo enfundado. Con el cuchillo en su funda nos desplazamos a la zona donde se está produciendo el agarre. A buen seguro que muchos de los que habitualmente pisamos el campo nos hemos tropezado en numerosas ocasiones, ahora pensemos que hubiese sucedido si llevásemos un objeto punzante y cortante en nuestras manos en todos esos momentos. No son pocos los accidentes con arma blanca que han ocurrido en el monte por esta circunstancia.

3 – Aproximación silenciosa. Cuando nos estemos acercando al agarre lo haremos de la forma más silenciosa posible, evitando en lo posible jadeos, aspavientos, voces o gritos que puedan confundir a los perros. Esta situación anómala para ellos puede hacer que suelten al animal con el consiguiente peligro.

4 – Entramos al animal. Esperaremos a que los perros tengan bien agarrado a la presa. Nos aproximaremos a la misma por detrás y si es posible aprovecharemos cuando se encuentre a contra viento. Es curioso pero el olor a humano reactiva automáticamente sus instintos y hace fluir un nuevo golpe de adrenalina a su torrente sanguí- neo.

5 – Apuñalando. Mantendremos el cuchillo enfundado hasta el momento justo del apuñalamiento. La presa puede tener dos estados: puede estar recostada sobre un lado o erguida. En el caso de que su postura sea recostada, estaremos pendientes de su cabeza en todo momento, porque es habitual que pueda pegar cabezazos inesperados. A continuación posaremos la punta del cuchillo por detrás del codillo teniendo en cuenta la anatomía del animal. Después con el ángulo adecuado introduciremos el cuchillo con decisión y sin titubeos alcanzando pulmones y corazón. En el caso que el animal este erguido, trataremos de posicionarnos a su vera para tener mayor control y procederemos como en el caso anterior. He visto remates en los que el cazador se coloca a horcajadas en un jabalí, algo que nos permite su envergadura y no lo recomiendo, ya que estamos a merced del animal y un movimiento brusco nos desequilibrará con toda seguridad. Nada de dar puñaladas sinsentido, a diestro y siniestro, la puñalada tiene que estar bien dirigida y ser precisa. En todo caso, sobre el mismo canal abierto sin llegar a sacar el cuchillo, repetiremos estocadas variando el ángulo para ahondar en la herida y producir más desgarros internos. En caso de un animal de mayor envergadura con grandes cuernas, es preferible esperar a que este tumbado y sometido por los perros.

6 – Limpiamos cuchillo. La sangre es un fluido que funciona como lubricante y es muy fácil impregnarnos de él cuando emerge a borbotones, después cuando se seca se vuelve pegajosa. Meter un cuchillo ensangrentado en una funda es perjudicial tanto para la hoja como para la funda, sobre todo si esta es de cuero. Ya que la sangre es un fluido corrosivo, por no mencionar los olores que puede provocar una funda de cuero regularmente impregnada con sangre.

7 – Dejamos a los perros se ensañen. Una vez el animal haya muerto, dejamos a la rehala que lo sigan mordiendo unos instantes. Es la forma de recompensarlos y de que reforzar su bravura para futuros lances a través de la sangre de la presa. Una pequeña curiosidad sobre los usos y costumbre relativos a este tipo de lance. En EEUU, sobre todo en los estados del sur, es muy popular la caza del jabalí con perros y cuchillos. Una vez los perros tiene inmovilizado al suido, uno de los cazadores levanta al animal por las patas traseras, mientras otro de los cazadores apuñala su corazón desde abajo. Esto permite que los cuchillos empleados sean más pequeños, ya que no tienen que realizar tanto recorrido para alcanzar este órgano vital desde una posición más elevada.

Comentarios


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hcbacks

17, Mayo 2018 18:28:02

Muy buen articulo amigo gracias por compartir esta preciada informacion.

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