Las armas están profundamente arraigadas en Suiza pero la tasa de delitos con armas es tan baja que las estadísticas lo registran.
Para muchos aficionados a las armas estos datos son bien conocidos pero no tanto para la población general que relaciona de inmediato un alto ratio de armas per cápita con conflictos, asesinatos, tiroteos...
El país helvético tiene una población de algo más de seis millones de personas y se estima que al menos dos millones de armas de fuego están en manos privadas incluyendo cerca de 600.000 fusiles automáticos y 500.000 pistolas.
Esto se debe en gran parte al sistema de defensa nacional suizo que resulta único en el mundo y que se viene desarrollado a lo largo de los siglos. Se trata de un ejército a tiempo completo, ya que el país requiere que todo hombre se someta a algún tipo de entrenamiento militar durante unos días o semanas al año durante la mayor parte de sus vidas.
Este sistema incluye que el ciudadano tenga a su cargo y sea responsable de su arma y su uniforme que según algunas informaciones guardan en casa para la hipotética situación en la que deban ser movilizados.
En efecto, entre los 21 y los 32 años de edad, los hombres deben servir como tropas de primera línea. Se les da un fusil de asalto M-57 y 24 cartuchos de munición que están obligados a tener en casa.
Por su parte, las mujeres deben servir en el equivalente suizo de la Guardia Nacional de Estados Unidos, pero todavía tienen que entrenar de vez en cuando. Las mujeres no tienen que poseer armas de fuego, pero se les anima a que las tengan, si quieren.
Además de las armas provistas por el gobierno, hay pocas restricciones a la compra de armas. Algunos cantones suizos restringen portarlas y otros no. El gobierno incluso vende los excedentes de armamento al público en general cuando se renueva el equipo. Las armas de fuego y el tiro son pasatiempos nacionales populares. Tanto así que más de 200.000 suizos asisten a competiciones nacionales anuales.
Pero a pesar de la gran propiedad y la disponibilidad de armas, el crimen violento es extremadamente raro. Sólo hay controles mínimos en los edificios públicos y los políticos rara vez tienen protección policial.
Marcos Eisenecker, sociólogo de la Universidad de Zurich declaró en cierta ocasión a la BBC británica que las armas están "ancladas" en la sociedad suiza y que el control de armas sencillamente no es un problema.
Algunos grupos pro-armas en todos los países ponen a Suiza como ejemplo y argumentan que ese país, que se ha destacado por su neutralidad (relativa) en pasados conflictos, demuestra que no existe necesariamente una relación entre la disponibilidad de armas y el crimen violento en la sociedad.
Otros analistas sostienen que la realidad es más compleja y que la bajísima tasa de crímenes con armas se debe a su educación, a su alto sentido de la responsabilidad, a que relacionan las armas con la defensa nacional y a que su sociedad, bastante rica, no tiene los problemas de delincuencia y crímenes asociados a la drogadicción, el robo, la trata de blancas y otras actividades asociadas a la violencia.